Irán atesora una de las arquitecturas más bellas del planeta. Las sublimes cúpulas de azulejos turquesa y los minaretes de la plaza Naqsh-e Jahan (del Imán) de Isfahán provocan tanto deleite, y con razón, pero hay rivales absolutamente magníficos en otros lugares, en Yazd y Shiraz, entre otros. Y no son sólo las mezquitas: los palacios (sobre todo en Teherán), los jardines (en todas partes, pero Kashan brilla con luz propia) y los puentes y otros edificios públicos artísticamente diseñados confieren gracia y belleza a las ciudades de todo el país.